Casting ~

Muchos podrían pensar que aquello era de locos. ¿La famosa y más temida de los Volturi, (después de Aro, obviamente) yo, Jane, junto con los Cullen? Imposible. Pero así era. Y bien cierto. Desde que la realeza se rompió por la mitad, ya nada fue igual para nosotros. Junto con mi hermano Alec, y unos cuantos más, emprendimos el camino hacía lo que parecía ser lo más indicado. Estar con los Cullen, aquellos vampiros vegetarianos, que no querían probar la deliciosa sangre humana, e intentar ser como ellos. Era una tarea sumamente difícil. Pero por intentarlo… no pasa nada. Además. Alec estaba conmigo. Eso me tranquilizaba bastante. Sabía que tenerlo cerca iba a estar bien. Aunque nos hubiéramos ido con el bando enemigo, por decirlo de alguna manera. Últimamente parecía que todo iba a mejor. Pero había veces que no estaba segura de si así era. Echaba de menos aquél poder que tenía sobre todos los Volturi. Esas miradas temerosas que me echaban, por miedo a que yo utilizara mi poderoso don contra ellos, y les hiciera sentir un dolor insoportable, con tan solo mirarlos. Pero por otra parte…me gustaba estar en Forks. El clima eres infinitamente perfecto. Nubes grises casi todo el tiempo, gente que no se enteraba de la misa la mitad, maleza por todas partes, un perfecto bosque… y así un sinfín de cosas, contando con que los Cullen me trataban bastante bien, a pesar de que no mandaba sobre ellos. Más bien al contrario. Ellos mandaban sobre mí. Pero de una forma que me agradaba. Tal vez por eso no había osado escaparme, o no había pretendido tomar sangre de ningún humano de aquél pueblo, por miedo a perder aquél cariño que me llenaba día tras día. Aún seguía manteniendo ese aire frío y misterioso sobre mí. Pero era menos denso. Salí de mis cavilaciones, al notar como alguien ponía su mano sobre mi menudo hombro. Sin mirar atrás, sonreí de forma casi imperceptible. Esa era otra de las cosas que tenía que cambiar. Ser un tanto más confiada, y alegre. Aunque eso ya llegaría.

-Buenas tardes, Carlisle – saludé, con ese acento Italiano, que años atrás se me había pegado, de tanto estar en Volterra. Me sorprendía que aún lo conservara. Pero eso era otro tema aparte. Me removí ligeramente en la silla que estaba sentada, en la terraza de la casa de los Cullen. Ahora, mi casa también. – Jane, debes cambiar esa costumbre, ya sabes, fuera formalidades, seamos un poco más informales, estamos en familia – acentué mi sonrisa, esta vez algo más dulce, mirándole a los ojos con fijeza.- Familia… - repetí en un susurro apenas audible para los oídos humanos. – Si, supongo que debo cambiar pequeñas cosas – dije mirando de nuevo al frente, apartando la mirada de la de él. Manteniendo mi ligera sonrisa en mi rostro pálido – Pero dame tiempo – le dije bebiendo de taza. Aquello no contenía zumo de naranja recién exprimido, precisamente. Sino que era sangre animal. Solía guardarme termos llenos de sangre animal. Pues ahora ya no era la vampira carnívora de antes, sino que ahora había nacido una nueva Jane. Una Jane que le daba mil vueltas a la otra. Y que esperaba que así continuase.