Abrí los ojos tumbada en mi cama y entre cerré los ojos cuando la luz del sol me dio de lleno en ellos, rodé sobre la cama intentando volver a dormirme pero era incapaz de hacerlo ya que el canto de los pájaros no me dejaba hacerlo. Soltando un silencioso suspiro coloqué mis pies en el suelo y salí de mi dormitorio hacia el comedor mirando a los lados en busca de mama y papa pero al no ver a ninguno de los dos sonreí divertida y corrí hasta su dormitorio pero me paré en seco al ver que solo estaba papa y recordé que mama me había dicho que tenía que salir esa mañana.
Caminé de puntillas hasta subirme encima de la cama y entonces empecé a saltar en ella riéndome al ver como papa se sentaba de golpe en la cama sobresaltado y me dejé caer sobre el colchón sonriendo inocentemente mientras le miraba fijamente.
-Quiero ir a pasear, quiero ir a pasear.-Dije poniendo pucheros. Mi padre asintió con la cabeza y me dijo que se levantaba en cinco minutos por lo que salí al comedor a la espera de que lo hiciese.-
Caminé hasta la nevera de donde saqué la botella de sangre que mama me había dejado preparada para que desayunase. Vertí el líquido rojo en un vaso y después lo metí en el microondas un par de minutos hasta que estuvo caliente y entonces me senté en el sofá moviendo los pies de manera distraída observando los dibujos de la televisión mientras me bebía la sangre tranquilamente a la espera de que papa se despertase, pero cuando me acabé el vaso todavía no lo había echo así que tras dejar el vaso en el fregadero entré de nuevo en el dormitorio y lo vi dormido.
Un gruñido salió de mis labios y rebusqué en su escritorio hasta que logré encontrar un rotulador negro y sonreí con maldad mientras me acercaba a él y le pintaba unas gafas y unos bigotes de color negro en el rostro. Me separé al acabar y sonreí complacida por mi reciente obra de arte y decidí que si papa prefería quedarse en la cama que llevarme a pasear entonces me iría yo sola por la reserva y con un poco de suerte me encontraría con Seth.
Tras vestirme con un bonito vestido rosado y ponerme mis zapatos, me cepillé mi castaño pelo y salí de casa cerrando la puerta con cuidado para que papa no se despertase, el pobre se llevaría un buen susto cuando viese que no estaba en casa, pero que se hubiese despertado. Empecé a caminar hacia casa de Seth mientras dedicaba dulces sonrisas y saludos a todas las personas con las que me cruzaba e incluso a algunas, a las que más conocía, me paraba a darles un beso.