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Recogiendo flores {Libre}
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Recogiendo flores {Libre}
De nuevo había desobedecido a mis padres y había traspasado la frontera que separaba los territorios, pero esta vez había sido por una buena causa, con ese lado del bosque había flores más bonitos y las estaba recogiendo para después entregarle un ramo a la tía Alice, ya que últimamente parecía mas triste y cuando le preguntaba que le pasaba me contestaba lo que me solía decir todo el mundo, cosas de mayores. Yo ya era mayor, aparentaba tener cinco años y podían explicarme que les pasaba, pero nadie lo hacia jamás.
Salté por las rocas del río que separaba los territorios para no mojarme, y después subí de un salto adentrándome en el bosque que pertenecía a la otra parte de mi familia. Sabía que los licántropos no eran muy bien recibidos en ese lugar, Seth me lo había explicado una vez cuando le pedí que me acompañase a ver a mis abuelos, pero yo era la excepción pues tenía familia en ambos lados de los territorios y a parte también tenía una parte de vampiro,
Caminé entre los árboles alegremente mientras tarareaba una canción de manera distraída mientras me agachaba y arrancaba las flores más bonitas que me encontraba en el camino aguantándolas todas con mi mano derecha para que no se perdiesen. Mientras recogía las flores estasba atenta a cualquier sonido extraño que pudiese haber a mi alrededor y preparada para subirme a un árbol si decía hacerlo, mi madre vendría a buscarme cuando se diese cuenta que no estaba en la Push y seguramente me echaría la bronca, y no me gustaba que lo hiciese, por que solía acabar castigada y en esos momentos mis pataletas y ojitos de angelito no servían para nada.
Después de más de media hora caminando y recogiendo flores tenía ya un ramo grande y con diferentes flores y colores, pero la mala noticia era que mi rosado vestido estaba manchado de barro y mi pelo lleno de hojas que habían caído de los árboles, pero me dio igual, los niños se suponía que se manchaban, además, pocas eran las veces que me ponía dos veces la misma ropa, las tías Alice y Rosalie no solían dejarme ya que al menos una vez a la semana me llevaban de compras y siempre solía volver con un montón de ropa nueva, entre mi madre y yo la casa estaba llena de ropa y papa pobre era el que menos tenía.
Salté por las rocas del río que separaba los territorios para no mojarme, y después subí de un salto adentrándome en el bosque que pertenecía a la otra parte de mi familia. Sabía que los licántropos no eran muy bien recibidos en ese lugar, Seth me lo había explicado una vez cuando le pedí que me acompañase a ver a mis abuelos, pero yo era la excepción pues tenía familia en ambos lados de los territorios y a parte también tenía una parte de vampiro,
Caminé entre los árboles alegremente mientras tarareaba una canción de manera distraída mientras me agachaba y arrancaba las flores más bonitas que me encontraba en el camino aguantándolas todas con mi mano derecha para que no se perdiesen. Mientras recogía las flores estasba atenta a cualquier sonido extraño que pudiese haber a mi alrededor y preparada para subirme a un árbol si decía hacerlo, mi madre vendría a buscarme cuando se diese cuenta que no estaba en la Push y seguramente me echaría la bronca, y no me gustaba que lo hiciese, por que solía acabar castigada y en esos momentos mis pataletas y ojitos de angelito no servían para nada.
Después de más de media hora caminando y recogiendo flores tenía ya un ramo grande y con diferentes flores y colores, pero la mala noticia era que mi rosado vestido estaba manchado de barro y mi pelo lleno de hojas que habían caído de los árboles, pero me dio igual, los niños se suponía que se manchaban, además, pocas eran las veces que me ponía dos veces la misma ropa, las tías Alice y Rosalie no solían dejarme ya que al menos una vez a la semana me llevaban de compras y siempre solía volver con un montón de ropa nueva, entre mi madre y yo la casa estaba llena de ropa y papa pobre era el que menos tenía.
Issara B. Black- Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 09/07/2010
Re: Recogiendo flores {Libre}
En aquellos instantes, me encontraba corriendo por el bosque. ¿Por qué?, no es que me apeteciera especialmente estar como cabra loca por los montes, no. Tení una buena causa por la que estar recorriéndome tan rápidamente aquel extenso terreno lleno de árboles.
Todo en la casa Cullen estaba tranquilo, como de costumbre y sin ningún contra tiempo. Cada uno a su bola y yo, por su puesto, no iba a ser menos. No encontraba nada mejor que hacer en aquellos momentos, que no fuera leer algo. Lo primero que pillé, fue un libro de astronomía. Asombroso cuantas cosas podía llegar a tener yo y de las que no me daba ni cuenta de su existencia. Al final, acabé en mi habitación, en aquella cama que más bien parecía un portaviones de lo grande que era, sentada a lo indio sobre la misma. Tras leer el título del libro, me propuse a abrirlo y leer su contenido. Las letras, eran más pequeñas de lo que realmente me experaba -no me importaba en lo más mínimo aquel hecho a decir verdad-, asique supuse que sería un libro escrito totalmente desde el punto científico de aquella asombrosa ciencia. Y fueron callendo, una página tras otra a una velocidad vertiginosa...era una desventaja el poder leer tan tremendamente rápido, pues los libros que leer se te acaban en dos días con facilidad.
Cuando lo terminé, sabía mucho más sobre la física aplicada a la astronomía de lo que supe nunca. Bastante interesante e de añadir. Pero, llamaron a la puerta de mi habitación, dos leves toques en la puerta fueron suficientes para que yo dejara paso al vampiro que quería verme. Alice...me resultaba extraño que ella precisamente estuviera por allí, buscándome a esas horas. Dejé el libro sobre la pequeña mesita de noche mientras me levantaba y ella avanzaban hasta aproximarse a mi posición. Por lo visto, la más pequeña de la familia, había decidido salir sola de su casa y se encontraba en estos momentos de camino a la casa. Alice lo había visto en una de sus premonitorias visiones. Me preguntó con confianza si podía ir en su busca y traerla, para que nada malo pudiera pasarse. No me importó levantarme e ir en su busca, no obstante, me pregunté por qué ella no podía ir a por ella...
Asique, por eso me encontraba corriendo como loca por allí. Buscando el rastro de la pequeña Issara por el bosque. Hasta que, camuflado entre el suave olor a flores, se hayaba el peculiar olor que la niña desprendía. No dudé ni un segundo en apretar el paso y seguir aquel olor hasta hayar a la híbrida. La encontré con un gran ramo de flores de diversos colores, con toda la ropa manchada de barro y su precioso pelo enmarañado y con miles de hojas por la cabeza. Me acerqué a ella corriendo, esperaba que ya se hubiera percatado de mi presencia. Me coloqué justo en frente suya, mirándola con una sonrisa en los labios y dándole confianza.-Vaya, ¿para quién son esas preciosas flores que llevas, princesa?.-no es que tuviera una vena muy maternal que digamos. De hecho nunca sabría que es tener un hijo y...no me afectaba demasiado. Me agaché hasta quedar a su altura, con la misma expresión de desprocupación en mi rostro, pero pendiente a todo mi alrededor.
Todo en la casa Cullen estaba tranquilo, como de costumbre y sin ningún contra tiempo. Cada uno a su bola y yo, por su puesto, no iba a ser menos. No encontraba nada mejor que hacer en aquellos momentos, que no fuera leer algo. Lo primero que pillé, fue un libro de astronomía. Asombroso cuantas cosas podía llegar a tener yo y de las que no me daba ni cuenta de su existencia. Al final, acabé en mi habitación, en aquella cama que más bien parecía un portaviones de lo grande que era, sentada a lo indio sobre la misma. Tras leer el título del libro, me propuse a abrirlo y leer su contenido. Las letras, eran más pequeñas de lo que realmente me experaba -no me importaba en lo más mínimo aquel hecho a decir verdad-, asique supuse que sería un libro escrito totalmente desde el punto científico de aquella asombrosa ciencia. Y fueron callendo, una página tras otra a una velocidad vertiginosa...era una desventaja el poder leer tan tremendamente rápido, pues los libros que leer se te acaban en dos días con facilidad.
Cuando lo terminé, sabía mucho más sobre la física aplicada a la astronomía de lo que supe nunca. Bastante interesante e de añadir. Pero, llamaron a la puerta de mi habitación, dos leves toques en la puerta fueron suficientes para que yo dejara paso al vampiro que quería verme. Alice...me resultaba extraño que ella precisamente estuviera por allí, buscándome a esas horas. Dejé el libro sobre la pequeña mesita de noche mientras me levantaba y ella avanzaban hasta aproximarse a mi posición. Por lo visto, la más pequeña de la familia, había decidido salir sola de su casa y se encontraba en estos momentos de camino a la casa. Alice lo había visto en una de sus premonitorias visiones. Me preguntó con confianza si podía ir en su busca y traerla, para que nada malo pudiera pasarse. No me importó levantarme e ir en su busca, no obstante, me pregunté por qué ella no podía ir a por ella...
Asique, por eso me encontraba corriendo como loca por allí. Buscando el rastro de la pequeña Issara por el bosque. Hasta que, camuflado entre el suave olor a flores, se hayaba el peculiar olor que la niña desprendía. No dudé ni un segundo en apretar el paso y seguir aquel olor hasta hayar a la híbrida. La encontré con un gran ramo de flores de diversos colores, con toda la ropa manchada de barro y su precioso pelo enmarañado y con miles de hojas por la cabeza. Me acerqué a ella corriendo, esperaba que ya se hubiera percatado de mi presencia. Me coloqué justo en frente suya, mirándola con una sonrisa en los labios y dándole confianza.-Vaya, ¿para quién son esas preciosas flores que llevas, princesa?.-no es que tuviera una vena muy maternal que digamos. De hecho nunca sabría que es tener un hijo y...no me afectaba demasiado. Me agaché hasta quedar a su altura, con la misma expresión de desprocupación en mi rostro, pero pendiente a todo mi alrededor.
Heidi A. Cullen- Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 08/07/2010
Re: Recogiendo flores {Libre}
Mi mirada estaba fija en lo alto de un árbol, donde un pequeño pájaro estaba siendo ayudado por su madre para intentar volar. El pequeño pájaro movía sus alas lo más rápido que podía, se elevaba unos milímetro de la rama pero después caía y ahí estaba su madre para cogerlo y que no cayese al vacío, realmente era una escena bonita de ver, y a mí mente vino el recuerdo de mi primera caza en la cuál me acompañaron mi madre y mi padre en forma de lobo, con su ayuda no me había costado demasiado cazar a un ciervo que había por allí.
Volví a centrar mi mente en ese lugar cuando escuché un sonido a lo lejos y me giré en esa dirección a la vez que me llegaba el aroma de un vampiro, y era un aroma que conocía bastante bien por lo que no me asuste ni me subí a un árbol, permanecí allí quieta con las flores en la mano a la espera de que esa persona pasase por allí, algo me decía que era a mí a quién estaba buscando en ese bosque, y tal como yo había imaginado, la persona se paró en seco justo al verme.
-Hola señorita Heidi.-Saludé educadamente con mi aniñada voz mientras le dedicaba una dulce sonrisa. Observé el ramo de flores coloridas que permanecía en mi mano derecha y saqué una rosa roja y se la tendí a Heidi.-Para la tía Alice, pero esta es para ti.
Me quedé pensando durante unos segundos como había averiguado Heidi que yo estaba allí, pero la respuesta acudió a mi como por arte de magia, la tía Alice habría tenido una visión, y por lo tanto ya sabría que estaba recogiendo flores para ella, eso no era justo, debía ser una sorpresa y ya no lo iba a ser.
Sin que yo me diese si quiera cuenta, mi sonrisa desapareció siendo sustituida por unos pucheros y mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas nublándome la visión levemente. Levanté la cabeza clavando mis verdosos ojos en los rojizos de Heidi, ese color de ojos que tanto me gustaba pero que realmente no quería tener, pues para tenerlo debías alimentarte de humanos y matarlos, y eso no me gustaba pues yo tenía muchos amigos humanos.
-La tía Alice te ha dicho que estaba aquí, ¿verdad?-Pregunté con voz triste mirando mis flores.-
Volví a centrar mi mente en ese lugar cuando escuché un sonido a lo lejos y me giré en esa dirección a la vez que me llegaba el aroma de un vampiro, y era un aroma que conocía bastante bien por lo que no me asuste ni me subí a un árbol, permanecí allí quieta con las flores en la mano a la espera de que esa persona pasase por allí, algo me decía que era a mí a quién estaba buscando en ese bosque, y tal como yo había imaginado, la persona se paró en seco justo al verme.
-Hola señorita Heidi.-Saludé educadamente con mi aniñada voz mientras le dedicaba una dulce sonrisa. Observé el ramo de flores coloridas que permanecía en mi mano derecha y saqué una rosa roja y se la tendí a Heidi.-Para la tía Alice, pero esta es para ti.
Me quedé pensando durante unos segundos como había averiguado Heidi que yo estaba allí, pero la respuesta acudió a mi como por arte de magia, la tía Alice habría tenido una visión, y por lo tanto ya sabría que estaba recogiendo flores para ella, eso no era justo, debía ser una sorpresa y ya no lo iba a ser.
Sin que yo me diese si quiera cuenta, mi sonrisa desapareció siendo sustituida por unos pucheros y mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas nublándome la visión levemente. Levanté la cabeza clavando mis verdosos ojos en los rojizos de Heidi, ese color de ojos que tanto me gustaba pero que realmente no quería tener, pues para tenerlo debías alimentarte de humanos y matarlos, y eso no me gustaba pues yo tenía muchos amigos humanos.
-La tía Alice te ha dicho que estaba aquí, ¿verdad?-Pregunté con voz triste mirando mis flores.-
Issara B. Black- Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 09/07/2010
Re: Recogiendo flores {Libre}
La pequeña, me saludó con su bonita voz cantarina y alegre de siempre, acompañada de una dulce y angelical sonrisa que salía de sus labios. Sin duda alguna, era una niña muy bonitda. Quizás, la más bonita que veía en mucho tiempo...y se parecía tanto a su madre. Aun recordaba a esa niña pequeña, que tanto nos asustó en su momento. La primera híbrida que vivió a los Vulturi, desde luego, era todo un milagro que tanto Renesmee como, ahora, lam pequeña Issara, estuvieran en el mundo. La niña, pareció concentrarse durante unos instantes en coger una rosa roja de aquel enorme ramo que poseía. Sorprendentemente, me la extendió con una de sus manitas, ofreciéndomela. Yo, por supuesto, alargué la mía para agarrar con cuidado el tayo de la rosa. Ya se sabe, las rosas, tienen espinas. Le sonreí a Issara y olí la flor.-Vaya, muchísimas gracias Issara, es muy bonita.-me quedé con ella en la mano y me quedé mirando a la niña.
Su rostro, parecía entristecer por momentos. Hasta que las lágrimas se adueñaron de sus bonitos ojos. Su expresión quedó totalmente entristecida. Fruncí el ceño, pues me creía que algo le había pasado en aquel momento, o que, mi presencia allí, le había hecho ponerse así. Entonces, sus verdes ojos, se encontraron de lleno con los míos. Su pregunta, con aquel tono de voz decaido y decepcionado, me hizo entender lo que pasaba. Quería darle una sorpresa a su tia, y las visiones de ella lo habían fastidiado. Por duro que pareciera, aquello resultaba algo muy difícil de evitar, a pesar de que lo desearas con todas tus fuerzas. Pero, aquel don de Alice, siempre tenía fallos, asique era mejor actuar sin planear nada.-Sí.-acompañé aquella respuesta con un leve asentimiento de cabeza. Aun así, no dejé que la cosa se quedara ahí.
Me senté en el suelo del bosque, a lo indio. Solté la rosa que ella me había regalado a un lado, con cuidado para no estropearla. Pues, el color rojo que aquella rosa poseía, era aun más fuerte de lo que el color de mis ojos podían llegar a ser. Con cuidado, para que no se extrañara de lo que iba a hacer, alargué la mano y,asegurándome de que tenía todos los tallos de aquellas flores entre mis manos, tiré de él con delicadeza. Una vez lo tuve en mi poder, lo solté en el suelo, visualizando como podría hacer lo que pretendía.-Cuando yo era pequeña...-me paré un instante, vislumbrando aquellos lejanos recuerdos de mi mente.- le hacía pulseras y collares a mi madre con las flores, algo que no se esperaba.-le expliqué a la Issara mientras mis manos, con tan solo unas cuantas de aquellas flores, combinaban y hacían nudos en los tallos de la misma.-Seguro que esto Alice no lo puede ver.-sonreí a la pequeña.-Y será mucho más bonito.-igual a ella no le gustaba la idea, solo esperaba que no fuera a peor.
Cuando terminé aquella sencilla y llamativa pulsera, se la coloqué en la muñeca a ella. Le quedaría grande, pero lo importante era que entendiera el mensaje. Esperaba haberla animado un poquito, que dejara de tener esos ojos llorosos y tan brillantes que en esos momentos podeía.
Su rostro, parecía entristecer por momentos. Hasta que las lágrimas se adueñaron de sus bonitos ojos. Su expresión quedó totalmente entristecida. Fruncí el ceño, pues me creía que algo le había pasado en aquel momento, o que, mi presencia allí, le había hecho ponerse así. Entonces, sus verdes ojos, se encontraron de lleno con los míos. Su pregunta, con aquel tono de voz decaido y decepcionado, me hizo entender lo que pasaba. Quería darle una sorpresa a su tia, y las visiones de ella lo habían fastidiado. Por duro que pareciera, aquello resultaba algo muy difícil de evitar, a pesar de que lo desearas con todas tus fuerzas. Pero, aquel don de Alice, siempre tenía fallos, asique era mejor actuar sin planear nada.-Sí.-acompañé aquella respuesta con un leve asentimiento de cabeza. Aun así, no dejé que la cosa se quedara ahí.
Me senté en el suelo del bosque, a lo indio. Solté la rosa que ella me había regalado a un lado, con cuidado para no estropearla. Pues, el color rojo que aquella rosa poseía, era aun más fuerte de lo que el color de mis ojos podían llegar a ser. Con cuidado, para que no se extrañara de lo que iba a hacer, alargué la mano y,asegurándome de que tenía todos los tallos de aquellas flores entre mis manos, tiré de él con delicadeza. Una vez lo tuve en mi poder, lo solté en el suelo, visualizando como podría hacer lo que pretendía.-Cuando yo era pequeña...-me paré un instante, vislumbrando aquellos lejanos recuerdos de mi mente.- le hacía pulseras y collares a mi madre con las flores, algo que no se esperaba.-le expliqué a la Issara mientras mis manos, con tan solo unas cuantas de aquellas flores, combinaban y hacían nudos en los tallos de la misma.-Seguro que esto Alice no lo puede ver.-sonreí a la pequeña.-Y será mucho más bonito.-igual a ella no le gustaba la idea, solo esperaba que no fuera a peor.
Cuando terminé aquella sencilla y llamativa pulsera, se la coloqué en la muñeca a ella. Le quedaría grande, pero lo importante era que entendiera el mensaje. Esperaba haberla animado un poquito, que dejara de tener esos ojos llorosos y tan brillantes que en esos momentos podeía.
Heidi A. Cullen- Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 08/07/2010
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