Todo en el Castillo estaba cubierto por una peculiar tranquilidad y silencio, nada nuevo a decir verdad. Desde hacia tiempo que nada interesante pasaba por aquí, y no era que yo esperara que algo así ocurriera, al fin y al cabo las cosas habían cambiado pera desagrado de más de uno y para la contribución de la felicidad de otros, quienes ahora se habían convertido en todo menos nuestros amigos.
Dándome cuenta de que no había nada que hacer y que yo estaba sumida en un inquietante aburrimiento a tan tempranas horas del día, me dirigí a la biblioteca con cierta impaciencia. Hacía poco que había comprado nuevos y variados volúmenes para enriquecer los estantes y no podía esperar más para comenzar a leer algo nuevo, algo que me nutriera y sobre todo que logaran despejarme de tan crudos pensamientos que me acechaban cada que tenían oportunidad. Además, ya me había leído la mayoría de los libros viejo que ahí estaban y definitivamente algo nuevo me subiría el ánimo, ya era tiempo de ver nuevas cosas.
Comencé a revisar los estantes donde se habían colocado los nuevos títulos…pasé mi vista libro por libro hasta que encontré uno que había captado mi atención…revisé la cubierta de éste, era una portada sencilla donde se podía apreciar a una niña sobre una pelota…tenía como fondo un amarillo amanecer pero de todo esto lo que más sobresalía era aquellas letras que daban el nombre del libro : “ELLA”. Un título sencillo y práctico pero que llamaba mi atención. Dí vuelta al libro comencé a leer la contraportada, el trama era interesante, un poco corto pero que te dejaba sumida. Ese era el libro correcto, lo tomé y salí de la biblioteca con cierta satisfacción.
Caminé hasta llegar a la sala, al llegar el lugar estaba completamente vacio, como lo esperaba. Me dirigí al diván para recostarme en él, ese era uno de mis lugares preferidos para poder tener una buena lectura.
Tomé el libro entre mis manos y volví a observar la portada, luego abrí el libro y comencé a leer desde la dedicatoria.