Fantasia on... [Reneesme C. Black]

Mensajes : 35 Fecha de inscripción : 09/07/2010

Los días pasaban condenadamente rápidos. Inusuales. Desde mi partida de la guarida Volturi -hacía apenas 15 años- y desde mi establecimiento en la mansión Cullen, el tiempo había transcurrido como siempre. Aunque, debía admitirlo, de una manera totalmente distinta a cómo me pasaba cuando me encontraba situado en Volterra. Ahora, por lo menos, podía decir que no me importaba pasarlos.
Antiguamente, debido a mi constante ritmo de vida, siempre me encontraba en movimiento. No me importaba el aburrimiento, pues nunca tenía tiempo para saborearlo; sin embargo, desde mi transformación –estoy hablando de siglos- todo había cambiado. Comprendí lo que era el “no saber qué hacer” aún teniéndolo todo a mi mano. Comprendí lo que era la desesperación por querer divertirte sin tener ningún método para conseguirlo. También la desesperación por querer morirse. Pero eso ya es otro tema del cual no pienso hablar. No aún. Era por ello que me encontraba agusto en mi situación actual. En Volterra me encontraba un tanto, ¿cómo decirlo?, ¿encarcelado?, sí. Ésa podía ser la palabra correcta. Estaba privado de libertad. Ahogado en un sinfín de deseos que jamás podrían ser cumplidos. Todo por culpa de mi antiguo amo y señor Aro, del cual, no me arrepiento en absoluto de haber servido. Para nada. Aún le tenía cierto aprecio, a decir verdad. Después de todo, él me había “criado” y me había formado. Me había convertido en un buen hombre y en un buen vampiro.

Era por esto, por mi libertad, que ahora me encontraba echado bajo uno de los tantos árboles que se dedicaban a decorar el jardín de los Cullen. Entre mis manos, un libro procedente de la Inglaterra del siglo XVIII, se dedicaba a entretenerme. Mis ojos, como era de esperar, se movían de un lado a otro de la página y mis labios medio temblaban debido a la curiosa manía que tenía de leer en bajo. Sí, como si de un niño pequeño se tratase.
Me encontraba agusto, en armonía. Por lo menos hasta que mi nariz comenzó a notarse impregnada de un olor que conocía muy bien. Un olor que me volvía totalmente loco pero que sabía que era imposible de conseguir. Imposible de probar. Olor a Sangre. La sangre de Reneesme.
Sin más, bajé las manos –junto al libro- y las posé en mis muslos. Mientras, mi mirada se dirigió hacia el frente y observó como la muchacha se iba acercando desde lo lejos. De seguro, como casi todos los días, la muchacha vendría a visitar a sus padres. Aquellos padres que, en un principio, habían sido mis enemigos.
Sin poderlo evitar, solté una ligera sonrisa. ¿El motivo?, no había ninguno a decir verdad. Tras enterezarme un poco e incorporarme medianamente, alcé la voz para saludar a la muchacha. Le guardaba cierto cariño, a decir verdad.
-¡Buenos días, señorita! –contesté, haciendo un gesto con la mano a la vez para que ésta pudiese encontrarme.

Mensajes : 204 Fecha de inscripción : 08/07/2010

Como todas las mañanas empezaba mi rutina matutina de siempre; me despertaba y me metia a bañar junto a mi esposo, el cual lo que queria era todo menos bañarse, al acabar me cambiaba, poniendome un lindo vestido color rosa que encontre en el gran armario, claro esta obra de mi Tia Alice, donde habia más de mil piezas de ropa sin bromear; la acabar de cambiarme fui a despertar a mi princesesa la cual cada vez esaba más grande, la mande a bañar mientras iba a la cocina a prepar el desayuno, a Jake y a mi nos hizo unos huevos revueltos y tostadas mientras que a Issara le calente su sangre como le gustaba en el miro.

Al acabar rodos de desayunar, Jake se fue a sus labores matunas de vigilancia y yo me fui con la niña a visitar a mis padres como cada mañana, al igual que mi hija adoraba pasar tiempo alla, siempre tenia algo que hacer ademas que ahora con la nueva gaurdia, mis enemigos habian pasado a ser mis amigos, no era rencoroza así que cualquiera que quisiera ser mi amigo era felizmente aceptado.

Al llegar a la casa la niña salio corriendo al cuarto que mi Abuela Esme le habia echi, muy linda por cierto todo de princesas y esas cosas que le gustan a ella, mientras yo notaba que no habia nadie, me fui al jardin un lugar que desde pequeña me encanto me daba buenos recuerdos, adoraba el aroma que ese jardin me impregnaba.

Mientras caminaba senti que alguien me hablo, al notar pude ver a Demetri, le sonrei mientras el tan galante me saludaba-Buenos días caballero, ¿comó me le va?-le dije riendo mientras me acercaba y le daba un beso en la mejilla riendo.

Mensajes : 35 Fecha de inscripción : 09/07/2010

Como siempre que me encontraba con Reneesme, la muchacha me saludó con aquella pizca de gracia que siempre presentaba. Al parecer a la pequeña de los Cullen le resultaba divertido seguirme el juego. Y eso, en cierto modo, me causaba gracia. Posiblemente era por ello que había llegado a aceptarla; si no, los Cullen, mis antiguos enemigos –sinceramente- eran individuos que me eran indiferentes. Sin más. No estaba en deuda con ellos, más bien me dedicaba a aliarme con el más fuerte para protegerlos. Como véis, no era lo mismo.

-Ja… ¿ya estáis volviendo a imitar mi manera de hablar? –preguntó el hombre, dejándose besar por la muchachita en la mejilla. Ya estaba acostumbrado. Aquellos besos por parte de Nessie eran demasiado habituales en mi vida, ahora.
Sin más, y por no hacerle un mal gesto, me levanté del suelo. De pie, aproveché para limpiarme los pantalones que habían quedado llenos del verdín de la hierba. Siempre me pasaba lo mismo. Y aunque era cierto que a mi no me importaba encontrarme manchado, a Heidi no le hacía demasiada gracia. Y lo que Heido soltaba por su boquita… era sagrado. Más bien porque no deseaba enfrentarme a ella. No me gustaba discutir aún teniendo esta asalvajada actitud.
-Gracias por preguntar, pequeña, pero ya sabéis que siempre me encuentro de una misma manera. Decidme, ¿habéis vuelto a visitar a la familia? –pregunté, simplemente por entablar un poco de conversación con alguien.

Sí, lo admitía. Era un tanto egoísta. Había comenzado a aburrirme con tanto libro y no deseaba desaprovechar la oportunidad que tenía para hablar con alguien. No podía evitarlo, era mi naturaleza la de querer encontrarme siempre rodeado de personas para echar el rato. Sí, exacto, para “echar el rato”, pues la soledad no me disgustaba.

Mensajes : 204 Fecha de inscripción : 08/07/2010

La verdad yo todavia no entendia como era que habia pasado todo esto, que ellos se habian vuleto ahora al neustro servicio despues qeu tiempo atras ellos casi nos matan y si no era porque Nahuel aparecio la verdad habia pasado algo terrible como la muerte de muchos vampiros sean buenos o malo; pero a decir verdad la vida daba muchas vueltos y ahora ellos nos servian a nostros, bueno a mi no tanto yo tecnicamente ya no era una Cullen pero era muy extraño ver ese poco de vampiros más que gracias a ellos habian surgido más licantropos en La Push como hace 25 años surgieron a la llegada de mi apoyo.

Me lo quede viendo divertida el sabia que siempre le seguia sus juegos raros, el hablaba como de epoca y aunque yo por obvias razones no era de su epoca habia aprendido a hablar ese idoma-Acaso os molestais que hable como vos señor-dije riendo todavia con aquella barata imitación de su hablado dado que yo no sabia muy bien como era pero me divertia bastante sacarlo de quisicio era muy divertido verlo como no se podia poner rojo de la rabia que si se le notaba en las fracciones de esta.

-Oh siempre vos estas de esa misma forma, sera que ya estareis aburrido de esta vida-le dije riendo mientras le sacaba la lengua divertida me pregunto la razón de la cual estaba aqui y era lógica por mi familia-si como ya sabeis vine a visitar a mi familia ya sabes que me reclaman el echo de que ya no vive con vosotros-le dije divertida por mi manera de hablar mientras lo veia como se levantaba de la hierva y se limpiaba el sucio de esta.

Me lo quede viendo divertida la verdad amaba pasar tiempo con Demetri era muy diverto fastidiarlo un poco, o simplemente hablar con él, sabia que era una persona solitaria asi que era muy raro poder hablar con pel asi que debia aprovechar los momentos.

Mensajes : 35 Fecha de inscripción : 09/07/2010

Rodé los ojos. ¿Qué más podía hacer?, realmente era penoso y poco agradable que aquella muchachita tendiese a imitar mi manera de hablar. Una manera que, en un pasado, hubiese robado la mitad de los corazones de las mujeres. Sin embargo, aquellos eran otros tiempos. Eran tiempos en los que todo valía, tiempos en que la educación no estaba tan bien vista como antaño. Era doloroso pensar en los años que habían pasado desde entonces, pero no podía anclarme en el pasado. Eso jamás. Ahora estaba en el presente, un presente que se convertiría en pasado con el paso del tiempo. ¿Realmente era satisfactorio vivir así?, no. Claramente que no lo era.

Me crucé de brazos, mirando a la joven que se encontraba delante de mí con una ceja levantada. Quizás en otra situación, con otra persona, hubiese optado por hacerla callar con un simple golpe. Nunca había tenido miedo a enzarzarme en peleas. Pero ahora aquello era impensable. Reneesme era hija de dos Cullen y, como tal, era una de las personas a las que debía proteger. No sería buena idea el librarme de ella. Aunque a aquellas alturas, tampoco me apetecía demasiado. Me había acostumbrado a su presencia.
-Ya veo… -contesté sin más, llevando una mano hacia la nuca para poder frotármela con cierta agresividad. Como siempre lo hacía.
- Vuestros padres siempre son tan… “agradables” –comenté, fingiendo una falsa felicidad. Y es que no soportaba a los dos padres de la muchacha. Las mellas del pasado aún seguían en mi presente y el rencor que les había guardado no había conseguido romperse aún encontrándonos en una alianza. Era imposible calmar el odio que sentía hacia ellos. Al igual que el odio que sentía a la gran parte de la familia Cullen. Sí, lo admitía, aún seguía fiel a mi señor Aro. La única persona que realmente había llegado a hacerme valer y brillar.
-Deberíais dejar bien claro que no os interesa que sigan metiéndose en vuestra vida –sentencié de nuevo, retomando una posición inicial y posando finalmente una de mis manos en el árbol en el que apenas varios minutos atrás había utilizado como sofá.

No es que estuviese a favor de que la chica dejase de visitarnos. Claro que no. Simplemente era que yo siempre había sido un muchacho que había hecho lo que le daba la gana. Recordaba los tiempos en los que salía, disfrutaba de las mujeres, la bebida y el juego y llegaba a casa a horas poco recomendables para lo joven que era. Sí, nunca fui un buen hijo para mis padres aún sabiendo que éstos removían cielo y tierra por mí. Supongo que en aquel aspecto me arrepiento.
-Decidme, ¿cómo se encuentra vuestra pequeña? –pregunté finalmente por la hija de la joven. Aquella niña a la que conocía de poco pero que había conseguido ganarse un hueco en mis pensamientos.

Mensajes : 204 Fecha de inscripción : 08/07/2010

Vi su cara una especie de enojo asi que decidi acabar mi jueguito, puede que me llevara bien con Demetri ahora pero sabia que no mucho para que no me atacara o algo así, asi que mejor preferi no seguir con mi jueguito sabia que eso era de su época y que le molestaria la "mala" educación de mi parte por imitar a un mayor, asi que lo mire con una cara de disclpa y algo roja por lo apeanda que me encontraba mientras daba un gran suspiro tratando de que el ambiente que se habia puesto algo tenso por la situación.

-Ya se que mis padres pueden llegar a ser algo abrumadores y sobreprotectores pero veras soy su unica hija, que esta casada y abandono el nido estan procupados por mi y porque tenga uan buena vida, los comprendo ahora que soy madre se que es sentir ese sentimiento pero bueno que se le hace-le dije ya con mi normal vocabulario para que no se enojara conmgio no queria convertirme en cena de Demetri en este momento.

Me lo quede viendo podia notar que el no estaba muy agusto aqui no sabia enonces que hacia aqui ahora-porque sino te gusta servile a mi abuelo y eso ¿por qué no e quedaste con tus antiguos amos y ya?-le dije sin saber si me contesatria o me ganaria una buena mirada de esas matadoras que solo Demetri sabia dar y esas que hasta te podian matar pero gracias a dios las miradas no mataban porque sino, mejor ni digo nada.

Me rei al ver que me preguntaba por mi pequeña hija, sabia que esa renacuaja como le decia yo se habia ganado el cariño de todos, pero bueno nadie se podia resitir a ella-ella esta de maravilla gracias a dios, es más se encuentra aqui en la casa esta arriba en su caurto jugando con sus muñecas-le dije sonriendo mientras trataba de buscar la ventana del caurto de mi hija, la verdad ahora con tantas ventanas que habian en la casa era muy dificil encontrar cual era la de ella.

Mensajes : 35 Fecha de inscripción : 09/07/2010

Levanté mi mirada hacia ella. Era cierto. Había olvidado por completo que la muchacha era hija única y, por lo tanto, la niña mimada de papá y mamá.
Sabía perfectamente cómo de protectores podían ser los padres. Además de sacrificados; pero jamás entendería el motivo de porqué lo hacían. El porqué luchaban por hijos que, a fin de cuentas, terminarían comenzando una nueva vida dejando la que tenían en un pasado. ¿Amor?, ¿Quizás compromiso?, quién sabe. Quizás era ley de vida que los padres tuviesen que morir por los hijos. Pero como he dicho, tan solo ”quizás”.

Una sonrisa se escapó por mi rostro y seguidamente una carcajada resonó a través de mi boca. ¿Por qué?, porque el segundo comentario de la joven híbrida había terminado de romperme por completo. Hablando metaforicamente, claro estaba.
Ojeé mi alrededor y, seguidamente, posé mi mirada en la de Reneesme. Esta vez, mis ojos no mostraban nada más que seriedad. Seriedad y algo de molestia debido a que no me gustaba que la gente sacase aquel tema. ¿Qué por qué se encontraba allí?, pues estaba bastante claro. Estaba allí porque Heidi se encontraba allí, no había más. Si fuese por mí, me hubiese quedado en Volterra, junto a Aro, cumpliendo y satisfacciendo sus deseos. Más bien porque se lo debía; él era como un segundo padre para mí. Sí, aunque en muchas ocasiones tuviese las extrañas ganas de acabar con su vida. Eso estaba claro.

-El porqué estoy aquí no es de vuestra incumbencia, señorita –contesté fingiendo mostrar diversión. No es que le quisiese ocultar el motivo de porqué aún seguía junto a los Cullen, si no más bien es que renegaba a hablar de aquel tema. Solo eso.

Seguidamente y “gracias a Dios”, la joven cambió de tema. Se centró en su hija pequeña. Aquella jovencita, aún mostrando los genes de un hombre lobo, había conseguido enamorar a la mitad de los habitantes que Nessie conocía. ¿Y cómo no?, la pequeña tenía una tendencia a hacer trastadas que, realmente, motivaba a los vampiros a seguirle el juego. Incluso a mí, ya considerado un carcamal como vampiro.

- ¿Jugando con muñecas?, deberíais decirle que tío Demetri se encuentra en el patio –contesté, soltando otra pequeña sonrisa a la vez que apartaba la mano del árbol y me la guardaba en uno de los bolsillos del pantalón. Sin más, comencé a caminar por el jardín. Como siempre hacía.

Mensajes : 204 Fecha de inscripción : 08/07/2010

Suspire y por primera vez pense que queria tener el don de mi padre, me gustaria saber que estaba pensando Demetri en este momento, sabia que no le causaba mucha gracia esto, pero tambien sabia que no me lo iba a decir asi que simplemente seria bueno aunque a mi padre no le gusara, leer la mente en las personas asi ellas por mucho que te quieran mentir u ocultarte información, igual la sabrias ya que no pueden menter cuadno no saben que le estan leyendo la mente, ademas que con Demetri era algo casi imposible por no decirlo por completo saber cuando mentia o no, o no estaba enojado, si cara no reflejaba ningun sentimiento y eso no era bueno, no te dejaba saber que pensar de él.

-Pues si segun tu no es de mi incumbencia vale esta bien no me digas, pero simplemente no deberias de engañarte a ti mismo, ni a mis abuelos ni nada, te recuerdo que a la larga, al igual que tu antiguo amo mi padre lee mentes y al final el no necesita tocarte para saber que piensas, él se enterara sin más-le dije no para asustarlo ni nada simplemente para prevenirlo de lo que podria pasar, la verdas yo jamas entendi porque ellos se vinieron todos, si la mayoria les gustaba estar con sus antiguos amos.

Me lo quede viendo detenidamente y me acerque a él, le puse mis manos sobre sus mejillas y le puse a hacer ver el día de la pelea cuando era pequeño mi primera imprensión al ver, fue de miedo me habian hablado, o más bien yo a hurtadillas escuche que él era un señor que por su don podia encontrarnos a mí y a Jake, al quitar las manos me lo quede viendo-ese era el concepto que tenia de ti hasta hace poco unos meses cuando se vinieron para aca a ser la guardia de mi abuelo-le dije sin decir más.

-No le dire nada porque ustedes son la que me la tienen asi de salvake, asi que ni crean que le dire que estas para que jueguen a las luchas o a lo que sea que jueguen con ella-le dije riendo la verdad ya Jake y yo no la aguantabamos con eso de las patadas y puños, con eso que ahora copia los movimientos es muy dificl controlarla por eso casi ni la dejamos ver caricaturas para que no haga nada.

Mensajes : 35 Fecha de inscripción : 09/07/2010

Era cierto. Reneesme estaba completamente en lo cierto. Su padre, Edward Cullen, poseía un don que muchos vampiros desearíamos poseer. No le envidiaba, nada de eso, pues yo presentaba rasgos y cualidades que eran capaces de igualar a aquel hombre e incluso superarlo; sin embargo, siempre me quedaría la duda y las ganas de sabér cómo sería el poder leer todos los pensamientos de las personas. Quizás un completo caos y desórden por una parte, pero… ¿y por la otra?, a mi parecer sería increíble el poder ver lo que la otra persona está pensando. Lo que desea y lo que necesita. Sí, ciertamente, aquel don era atrayente. Pero no necesario, como bien aclaré antes.

Rodé los ojos. La boquita de Reneesme no dejaba de soltar palabras que defendían una y otra vez a su familia. Era de esperar, pues yo hubiese hecho lo mismo, pero… ya terminaban por cansarme. Por agotarme y por aburrirme. ¿Para qué negarlo?, la familia Cullen ya me aburría y tan solo unos pocos se libraban de aquel sentimiento que yo presentaba. Uno de ellos era la joven que se encontraba delante de mí ahora.
Clavé mi mirada en ella nada más su imagen se vino a mi cabeza y, cuando me quise dar cuenta, la jovencita me había agarrado el rostro y había conseguido teletransportarme a un tiempo pasado. Mis ojos se cerraron de repente y en mi mente, las imágenes de la batalla ocurrida hacía apenas 15 años atrás comenzaron a cruzar como estrellas fugaces. Rápidas y entrañables.
Finalmente abrí los ojos de nuevo y con un ligero movimiento, me alejé de ella y posé una mano en mi frente. Aquello había logrado hacerme tambalear un poco. Más bien por la sorpresa. Y es que sabía del don de Nessie, pero jamás lo había vivido en mi propia piel.

-El pasado… es el pasado –contesté simplemente, intentando no asustar a la joven que allí quieta se encontraba. No podía decirle que, si fuese por mí, volvería a aquellos tiempos. Fue por ello que cambié de conversación y me centré en la que teníamos sobre su hija. Aquella, por lo menos, no me creaba nostalgia.

-¿Salvaje? –pregunté, carcajeándome antes de empezar a caminar por el jardín; simplemente para mover un poco las piernas.

- Señorita… ¡sabe perfectamente que vuestra hija ha salido así!, no puedo permitir que nos eche la culpa –bromeé, dejando ver mis siempre afilados y blancos colmillos. Aquel era uno de los tantos problemas por los cuales no solía sonreír demasiado, no me gustaba destacar.

Mensajes : 204 Fecha de inscripción : 08/07/2010

El pasado es pasado, vaya excelente frase la que acaba de decir Demetri, pero simplemente habian cosas que no se podian quedar en el pasdo, ¿por qué?, simplemente porque la vida me ha enseñado que el pasado influye en el futuro, el pasado vendria siendo la puerta hacia un futuro el cual constuiste antes, lo eh podido notar, y ademas las opciones del pasado son las que no te hacen confiar en una persona, por ejemplo a mi lo que es Renata y Felix no me inspiran nada de confinza, no era igual que con Demetri que aunque se le nota que no quiere estar aqui, al menos el se porta bien la verdad, yo creo que las unicas que de verdad cambiaron fueron Jane y Heidi, se les notaba en la cara la forma más humana, ya decia mi abuelo que la sangre humana era atroz para lo de neustra especie, y tenia razón la de los animales te volvian más pacificos menos inhumanos como eran ellos antes de conocerlos.

Vi que se habai tambaleado un poco despues de mi recuerdo vaya no sabia que mi don podia causar eso, vi que se agarro del arbol me imaiggno para lograr una maypor estabilidad y pense si estaba fingiendo y era puro teatro o de verdad mi don habia cogido potencia y podia hacer desmayar a personas o en su defecto tambalear a los vammpiros-te encuentras bien Demetri-le dije mientras me acercaba un poco a él a ver si necesitaba algo o que le buscara a mi abuelo para que lo revisara.

-La condición de licantropa no le afecta en nada a mi hija Demetri, si sabras los licantropos son mas pacificos y menso salvajes que un poco de vampiros asi que eso no tiene nada que ver, simplemente mis tios y ustedes se han encargado de enseñarle a lucahr, ademas acuerdate que ella imita todo lo que ve en sus movimientos-le dije sin más sabia que lo decia en broma pero no me gustaba que hablaran asi de mi esposo ni mucho menos de los licantropos, ellos no eran como ellos pensaban y pense que ya se habian dado cuenta pero por lo que veia seguiean con ese vago pensamiento.

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